sábado, 8 de noviembre de 2008

MURGA. mario y juan maresca

Murga...


Cantamos a lo justo y necesario
a la ropa sin alarde ni retazos,
a la letra, que escapó del diccionario
y a todo el pan del mundo, no a un pedazo...


A la compañera
de fuerza sincera,
la murga una ofrenda quiere dedicar
no será una rosa,
ni la primorosa
conjunción de sueños frases y piedad
En vuestra ternura
y ambición futura
se halla la razón para poder cantar
a la inteligencia
sobrana escencia
que de niña traes y en un niño das.
Cantemos a coro,
ferviente y sonoro
con la femenina voz de la igualdad
burlando el pasado
porque no ha logrado
apagar el fuego de nuestra verdad
Toma compañera
la ilusión fiestera
y acuna la idea del hombre total,
con tus manos duras
de sabia ternura
el niño que esperas de todos será.


Y... se marcha La Fiestera, por el cmino anhelado
Carnaval en la vereda de los sueños postergados,
sin prisa pero sin pausa tras una razón ferviente
que de niña vió la causa en el llanto de su gente

La Fiestera ha de volver.......




Mario y Juan Maresca. 1982.

Toulouse Lautrec


lunes, 3 de noviembre de 2008

EL PUÑAL. jorge luis borges

El puñal

En un cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano. Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina. Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre. En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres. A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan apacible o inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.


Jorge Luis Borges